lunes, 9 de septiembre de 2013

El Teatro

Vivimos en un teatro, en un mundo de caretas, donde todo es una pantomima, una farsa, un show de marionetas. Dígame usted ¿Qué careta se ha puesto hoy?
Esa sonrisa, falsa sonrisa que no demuestra alegría, sino cortesía, pero… ¿Quién demonios dijo que se debe ser cortés? Esa careta de pretender, de ajustarte a la sociedad, de sonreirle a quien te desagrada… ¡AH! Aquella persona que te desagrada ¡pero lo sonríes! Una y otra vez ¡sonrisas y sonrisas y más sonrisas! ¡Hipócrita! Hipócrita tú, hipócrita yo, hipócrita él, hipócrita ella. Ah... Bendita hipocresía ¿Qué haríamos sin ti? Sin ti sería imposible que este teatro al que llamamos vida fuese llevado a cabo.
¿Tú que eres? ¿Director o un simple actor del mismo? Sería justo señalar que existen dos tipos de teatros, el tuyo propio y aquel general, llamado sociedad, en el que todos no somos más que actores, algunos incluso, actores suplentes. Crees dirigir tu propio teatro, pero quítate esa venda, esa venda invisible que no te permite ver tu propia realidad ¿Diriges? ¿O no eres más que una simple marioneta? Marioneta de esos pensamientos, esos ideales, que haz de creer que son tuyos ¡ILUSO! ¿Qué te hace creer que eres dueño de ellos? ¿Acaso fueron creados por ti mismo? ¿O fueron infligidos por alguien más? Nunca he visto a alguien sin careta.
¿En qué momento de tu vida te has quitado tu careta, actor? Si desde que naciste no has sido más que parte de una obra, ‘‘La obra del engaño’’.

Llegará el día que tendrás el valor de quitarte tu careta, actor, si es que tienes el valor de siquiera verte tú mismo sin ella, ah ¿Qué no es terrorífico imaginar lo que dirían todos si te vieran? ¿Qué pensaría tu público? A eso te debes, a tu público. Que horror imaginar que algún día alguien viera tus pensamientos, lo que piensas al sonreirles, al mostrarles lo ‘‘mejor’’ de ti ¡AH! ¡Si uno de ellos pudiera ver lo que piensas en las noches! Que miedoso eres, actor; Que miedosos somos.
Tú, ventrílocuo de tu propio muñeco, deja ya de fingir, pues a la hora de la muerte será ya inevitable irnos desnudos ¿Es ese el único momento que quieres verte sin careta?
Hoy te he dicho todo esto, sin embargo no soy quien dirige, yo también temo de salirme de mi papel, de mi rol. No soy más que eso, simple cobardía. Nos veremos allá, a la hora de la muerte, sin caretas, mi querido actor.

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